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Foto del escritorEric Manquez

Swami Krishnananda

Conmemorando el centenario del nacimiento de Sri Krishnanada Maharaj


Swami Krisnananda (1922-2001)

Filósofo, administrador, escritor, yogui, maestro... se podría decir que fue un genio espiritual. Conocía tanto el pensamiento indio tradicional como la filosofía occidental y la ciencia moderna. Fue uno de los principales discípulos del célebre Svami Sivananda. Considerado un gran erudito y sabio, escribió unos cuarenta libros sobre filosofía y espiritualidad, yoga y vedanta.


Subbaraya Putturayan, futuro Swami Krishna-nanda, nació el 25 de abril de 1922 en Keminje, del actual estado de Karnataka, en la costa sur occidental de la India. Su familia, perteneciente a la casta de los brahmanes, se encargaba del cuidado y el culto del templo local. Subbaraya recibió una estricta educación brahmánica. Desde pequeño destacó intelectualmente y dedicaba mucho tiempo a la lectura y el estudio, sobre todo de literatura espiritual.


En 1943 fue funcionario por un tiempo, pero no estaba satisfecho y se fue a Benarés. Allí permaneció un tiempo estudiando hasta que se dio cuenta de que el saber meramente mundano tampoco le satisfacía. Estaba decidido a buscar el conocimiento supremo, y viajó hasta la ciudad de Rishikesh, en las estribaciones de los Himalayas. Quería encontrar al famoso maestro Swami Sivananda, cuyos libros le habían impresionado. Llegó al ashram del Swami en 1944, donde fue admitido pocos días después. Había encontrado a su gurú. En el ashram se entregó al estudio y a una intensa práctica de Yoga, en especial Jñana Yoga (Yoga del conocimiento).


El 14 de enero de 1946 fue ordenado sannyasin (renunciante) de la orden de Shankara y recibió el nombre de Swami Krishnananda. Tras la iniciación se sintió transformado e inició una nueva etapa de su vida. Se volvió más introspectivo, silencioso y retirado y parece que en los años siguientes tuvo profundas experiencias espirituales que, según los que le trataron más de cerca, acabaron convirtiéndole en un jivanmukta (liberado en vida) instalado definitivamente en sahaja samadhi, la conciencia espontánea e ininterrumpida de lo Absoluto.


En 1963, año en que murió Swami Sivananda, fue nombrado secretario general de la Divine Life Society (DLS), fundada por Sivananda. En 1969 fue presidente en funciones de la DLS por ausencia de Swami Chidananda, sucesor de Swami Sivananda.


Hasta los últimos años de su vida, y pese a su mala salud, Swami Krishnananda siguió trabajando intensamente como secretario general de la DLS, escribiendo y enseñando, recibiendo a los devotos y visitantes del sharam y meditando diariamente con ellos. Desde finales de los años 90 su actividad se fue reduciendo paulatinamente, hasta que el 13 de septiembre de 2001 dimitió como secretario general y el 23 de noviembre de ese mismo año falleció, tras una vida dedicada por completo a la práctica espiritual y al trabajo al servicio de la organización fundada por su maestro.


Para muchos, Swami Krishnananda era a la vez un sabio y un santo. Tenía una gran inteligencia, una extensa cultura y un amplio conocimiento no solo del pensamiento indio y occidental, sino también de la ciencia moderna, cuyos descubrimientos aprovechaba a menudo en sus reflexiones filosóficas. Esta profunda erudición se volcó en miles de conferencias y unos 40 libros, en los que tradujo y comentó las principales Upanishads, la Bhagavad-gita, los Yoga-sutras, etc. trató extensamente el Yoga y el Vedanta, los comparó con la filosofía occidental y fue delineando su propio pensamiento, que expuso en tratados, artículos y poemas. Lo más característico de su filosofía es su carácter abierto y acogedor, todas las perspectivas sobre la realidad son correctas, pero parciales. El punto de vista más verdadero es el que las articula en una visión universal que no deja nada fuera. En consecuencia, el Yoga ―y en particular su esencia, la meditación― es la ciencia de la ampliación gradual de la conciencia individual hasta su identificación con la conciencia universal, con lo Absoluto.




El medio y el fin

Por Swami Krishnananda


Las formas no están en lo Real, pero lo Real está en las formas. El individuo no tiene la potencialidad de descubrir lo Absoluto porque haya alguna relación entre lo Absoluto y la forma del individuo o los factores que constituyen la individualidad independiente de lo Real, sino porque lo Real está presente en el individuo como su esencia o ser.


Que el individuo recurra a sus experiencias individualistas inferiores para llegar a lo Absoluto no es un argumento que justifique la opinión de que el mundo es real en sí mismo. Las experiencias inferiores tienen valor por la conciencia que es su realidad, y esta conciencia no es en modo alguno una parte o contenido del mundo de las formas.


La conciencia no es nunca idéntica a ninguna forma o estado; pero sigue siendo la conciencia la que confiere realidad a cualquier valor que posea cualquier forma o estado. Es cierto que en este mundo tomamos una cosa como el fin y otra como el medio hacia él.


El mundo es una larga cadena de causas y efectos sin principio ni fin. A este círculo vicioso se le llama "samsara"; pero nada de lo que hay en esta rueda puede afectar nunca el Brahman impoluto, la Conciencia Pura, y el individuo no puede comprender a Brahman mientras esté girando en este cielo cósmico. Mediante el mundo solo se llega al mundo, y no a nada diferente de este.


Lo Absoluto está más allá de la relación entre causas y efectos, medios y fines. No es cierto que nada de este mundo pueda ser útil en lo Absoluto o sea un medio para el conocimiento de lo Absoluto. "En verdad, eso Eterno no puede alcanzarse mediante lo no eterno", dice la Kathopanisad. "Lo que es Increado no puede (alcanzarse) mediante lo creado", dice la Mundakopanisad. No podemos saltar de un dominio a otro si no hay algo que sea igualmente real para ambos.


El individuo que habita en el mundo alcanza lo Absoluto porque lo Absoluto es la realidad tanto del individuo como del mundo. La individualidad o el carácter mundano del individuo no alcanza lo Absoluto ni puede ser nunca un medio hacia él; pero la realidad del individuo, que es eterna, es la que descubre lo Absoluto, y es el medio real hacia él. En el caso de ese descubrimiento, el medio no puede ser nunca distinto del fin. A lo Absoluto no podemos llevarnos ni siquiera una aguja rota o una brizna de paja de este mundo. El mundo de las formas no es un medio para el Conocimiento, porque la forma y el Conocimiento son opuestos.


Pero entonces, ¿significa eso que el mundo está completamente apartado de Brahman? En absoluto. Si no hubiera relación alguna entre el mundo y Brahman el individuo no podría alcanzar la Inmortalidad. La verdad de Brahman está presente en todas las formas del mundo, y el mundo existe por la existencia de Brahman. Lo que vincula el mundo y lo Absoluto no es la forma del mundo sino su realidad.


Llegamos a Brahman por medio de la realidad de Brahman presente en nosotros y en el mundo y no por la constitución de nuestra individualidad, que es un conjunto de formas, ni por el mundo, que también es una inmensa masa de formas. Ya hemos observado que, cuando negamos el mundo por ser irreal, lo que negamos no es su esencia o su ser fundamental sino su forma. La esencia del mundo es Brahman.


( Extraído de las Notas Explicativas finales de el descubrimiento de lo absoluto )

Fuente: Swami Krishnananda. el descubrimiento de lo absoluto (Biblioteca Nueva, 2015)


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