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Foto del escritorEric Manquez

La Práctica de Yoga y la vida cotidiana.

Por Eric Manquez

Vivimos en un mundo con tantos estímulos, tenemos diversas expectativas, tantos sueños por realizar, tantos deseos, que son como una rueda que nunca se detiene, esto nos hace ir de un actividad a la otra y a la siguiente y otra más. Caminamos y caminamos en la vida como el hámster en su rueda. Hacemos esto todo el día, todos los días y nos quejamos de que estamos cansados, agotados, estresados. Cuando nos detenemos a descansar, lo único que se detiene es nuestro cuerpo. La mente sigue en su velocidad habitual, recordando y asociando un pensamiento a otro.

 

Si pusieras atención a este hecho, el flujo del pensamiento, te darías cuenta del eterno regurgitar de recuerdos que salpican en la imaginación provocando una multitud de asociaciones que busca satisfacciones en el futuro, que mitigue, aunque sea en parte, el miedo que sentimos ante la incertidumbre y la insatisfacción inherente a la existencia de un mundo cambiante.

 

Y aquí vamos, pensando, pensando, pensando. Y cuando queremos salir de este hábito nos parece un imposible, parece una maldición. Decimos: Mi mente no para. Así es, no se detiene, porque tú le suministras el combustible. El combustible son tus deseos y expectativas, que buscan asegurar el momento siguiente, asegurar tu futuro. En esta circularidad egoica, tú te habla al ti mismo, de ti mismo.

 

Por una parte, esta incesante actividad del pensamiento y por otra las actividades que hemos de realizar en el mundo que nos interpela, día a día, todos los días. Así las cosas, no es extraño sentirse agotado, a veces enojado, a veces angustiado. Y, para poner fin a esta incomodidad, o por lo menos, para disminuirla en parte, hacemos diversas actividades, distractivas; actividades deportivas, culturales, sociales, etc.  Nos distraen un momento y por un momento dejo de sentir la incomodidad. Cuando regreso a las tareas cotidianas regresa con ellos la incomodidad, el estrés cotidiano, y nos acostumbramos a esta incomodidad, la soportamos.

 

Cuando esta incomodidad la llevamos por años en nuestra vida, y ya no la podemos soportar, nos enfermamos y buscamos la forma de sanar. Por esto, en la actualidad, cada vez más personas se interesan en tener una vida saludable, practican yoga y gozan de sus beneficios.

 

La salud, que algunos buscan, es más allá de sentirse en forma corporalmente. Lo que buscan es que su mente y su corazón estén más tranquilo para que su vida sea más placentera y productiva.  De alguna manera se dan cuenta que, cuando su emoción y su mente funcionan juntas coordinadamente, se pueden abrir a un horizonte de posibilidades de acción, en su relación con las demás personas, en su vida familiar, laboral y social.

Cuando la persona siente esta armonía, esta sinergia de sus pensamientos y sentimientos y se manifiestan en su conducta, tenemos a una persona saludable.  Puesto que, la salud, es esta armonía funcional que se manifiesta por el bienestar.

 

Este es el primer paso del yoga: mantener una vida saludable.

 

Todos los ejercicios corporales (asanas), respiratorios (pranayama) y mentales, (pratyahara y dharana) tiene como objetivo, en principio, recuperar esta armonía funcional que nos provee de salud y bienestar.

 

¿Esto es todo el beneficio que provee la práctica de estas técnicas de yoga, salud y bienestar?

 

NO.

 

(Hay un objetivo más profundo en la práctica de cada técnica de yoga, sea esta corporal, respiratoria-emotiva, y del desarrollo de la capacidad de atención-concentración,  que en otra ocasión me referiré a ello)

 

Restablecer la salud no lo es todo, en la práctica de yoga.

 

Luego de restablecida la salud, viene lo siguiente, que se olvida o desconoce en muchos practicantes de yoga, tal vez se deba a lo obnubilado que están con la posiciones corporales y sus destrezas, como único medio para satisfacer la imperiosa necesidad de encontrar algo de armonía que les haga sentir bien. 

 

Hay otra parte en la práctica de yoga: el propósito moral.

 

Cuando la persona, practicante de yoga, expresa en la conducta lo que piensa y siente, se manifiesta una sensación de integridad. Esta integridad, nos devuelve la dignidad del Ser que somos y nos permite comprender que el otro, Lo Otro, tiene esta misma dignidad y merece nuestro respeto. 

 

El propósito moral, es comprender que somos responsables de contribuir al bienestar, la prosperidad y la felicidad del otro. De las personas con las cuales nos relacionamos, con quienes compartimos la misma familia, la misma sociedad, el mismo mundo, y que esto se transforme en un hábito cotidiano.

 

Manifestar este noble propósito nos permite salir de nuestra circularidad egoísta y nos hace comprender que Dios-el universo-la vida- vive en mí y ante mí, como la otra persona con la cual me relaciono.

 

Esto es devoción en la acción, donde se unen karma y bhakti yoga, una actitud de agradecimiento con la manifestación divina en el encuentro con el otro.

 

Una vida saludable y el propósito moral. Son dos objetivos de la parte exterior de nuestra practica de yoga, que debe ser manifiesto en la vida cotidiana.

 

Logrado esto, hay otro aspecto por realizar: la Interioridad. Permanecer en silencio diariamente para que Dios nos hable en lo profundo de la meditación.

 

Para esto, es necesario disminuir hasta detener la circularidad del pensamiento, que a su vez genera la circularidad egoica. Por esto lo anterior, vida saludable y propósito moral, hace mas apacible el pensamiento, más tranquilo el corazón y más gentil nuestra conducta.

 

La liberación que se pretende con la práctica de yoga es la liberación de la circularidad antes mencionada y esto ocurre en la mente.

 

Silenciado el pensamiento, es Dios-Universo-Vida, el que piensa, siente y hace a través nuestro. De esta manera, uno es la flauta en la que el Señor Krishna hace sonar su divina melodía.

 

Entonces; la salud, el propósito moral y la interioridad, son lo que ha de realizar un practicante de yoga, y se debe reflejar en su vida cotidiana.

 

Esto es un desafío que necesita nuestro compromiso sincero y perseverante.

 

Sea serio y diligente en su práctica.

 

Om Tat Sat.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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