Sri Ramana Maharshi
Pregunta: ¿Cuáles son las divisiones del yoga?
Sri Ramana: Yama, niyama, asana, pranayama, pratyahara, dharana, dhyana y samadhi.
De todas ellas:
(1) Yama: se refiere al cultivo de principios de buena conducta, como la no-violencia (ahimsa), verdad (satya), no-robar (asteya), celibato (brahmacharya) y no-posesión (aparigraha).
(2) Niyama: se trata de la observancia de reglas de buena conducta, como pureza (saucha), contento (santosha), austeridad (tapas), estudio de los textos sagrados (svadhyaya) y devoción a Dios (Isvara-pranidhana)*.
(3) Asana: de las diferentes posturas existentes, ochenta y cuatro son las principales. De todas ellas, cuatro, a saber, simha, bhadra, padma, y siddha** se consideran excelentes, y de todas estas últimas se considera que la siddha es la mejor. Así lo proclaman los textos del yoga.
(4) Pranayama: De acuerdo a las medidas prescritas en los textos sagrados, exhalar el aire vital es rechaka, inhalar es puraka, y retenerlo en el corazón es kumbhaka. En lo que respecta a la medida, algunos textos señalan que la de rechaka y puraka debe ser igual, y el kumbhaka dos veces esa medida, mientras que otros textos señalan que, si rechaka es igual a la medida de uno, puraka debería ser de dos, y kumbhaka de cuatro. Por medida se entiende el tiempo que se tarda en recitar una vez el Gayatri mantra. Así pues, el pranayama, que consiste en rechaka, puraka y kumbhaka debe practicarse a diario de acuerdo con las propias posibilidades, de forma lenta y gradual. Entonces surge en la mente el deseo de descansar en la felicidad sin movimiento alguno. Después, hay que practicar pratyahara.
(5) Pratyahara: Se trata de regular la mente evitando que fluya hacia los nombres y formas externos. La mente, que había estado hasta entonces distraída, ahora queda controlada. Las ayudas en lo que a esto respecta, son (1) meditación en el pranava, (2) fijar la atención entre las cejas, (3) mirar la punta de la nariz y (4) reflexionar en el Nada. La mente que se ha concentrado de esta manera está preparada para permanecer en un sólo punto. Después, hay que practicar dharana.
(6) Dharana: Se trata de fijar la mente en un lugar adecuado para la meditación. El más idóneo, de forma eminente, es el corazón y el Brahma-randhra (abertura en la coronilla de la cabeza). Hay que imaginar que en medio del loto de ocho pétalos*** que existe en ese lugar, brilla, como una llama, la Divinidad que es el Ser, es decir, Brahman, fijando allí la mente en el interior. Después, se procede a meditar.
(7) Dhyana: Esta es la meditación, mediante el pensamiento Yo soy Él, de que uno no es diferente de la naturaleza de la llama ya mencionada. Incluso si en este momento se hace la indagación ¿Quién soy Yo?, entonces tal como lo declaran las Escrituras: El Brahmán que está en todas partes resplandece en el corazón como el Ser, que es el testigo del intelecto, y se comprendería que el Ser Divino brilla en el corazón como Yo-Yo. Esta forma de reflexionar es la mejor meditación.
(8) Samadhi: Como resultado de la fructificación de la meditación ya mencionada, la mente se disuelve en el objeto de la meditación sin albergar las ideas Soy tal y tal; estoy haciendo esto y aquello. Este estado sutil en que hasta el pensamiento Yo-Yo desaparece, es el samadhi. Si se practica todos los días, procurando que no se produzca el estado de sueño, Dios conferirá con rapidez el estado supremo de la quietud mental.
El propósito de yama y niyama es la meta de todo sendero correcto, abierto a aquellos elegibles para moksha. Para más detalles al respecto, consultar obras como los Yoga-sutra y Hathayoga-dipika.
** Siddhasana: Se sitúa el talón izquierdo sobre el órgano genital, y encima de aquél, el talón derecho. Se fija la vista entre las cejas mientras el cuerpo permanece inmóvil y recto como una estaca.
*** Aunque es cierto que se dice que el loto de la coronilla de la cabeza tiene mil pétalos, también puede describirse con ocho pétalos, porque cada uno de estos ocho consiste en 125 sub-pétalos.
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